Le voy a dar las buenas noches a mi hijo y me dice:
Mamá, ¿de dónde vienen los colores?
¡Vaya pregunta! -pensé- ¿le cuento lo que le pasa a la luz al cruzar un prisma que le sonará a chino, o le cuento una historia coloreada? Le miro y le contesto que vienen del Arco Iris, que es tan grande para que todos puedan elegir su color.
Pero mamá, ¡si el Arco Iris solo tiene siete colores! y además, no está siempre.
Sí, pero a los colores les gusta bailar y dan muchas vueltas riéndose y mezclándose unos con otros, y en cada vuelta algunos salen disparados cayendo sobre las cosas que así quedan pintadas como las vemos.
¿Y cuando no está, qué pasa?
No pasa nada, es como cuando tú te vas a dormir y sueñas. Él se ha ido a cargarse de colores y así, si alguien le llama porque lo ve todo en blanco y negro, puede ir con todos sus colores nuevos y brillantes para que quien le ha llamado pinte todo y lo deje tan colorido como quiera y más le guste.
¡Qué bien! Buenas noches mamá. Voy a pensar de qué color quiero ser mañana.
!Qué bonito cuento! Si fuera el niño del cuento me habría dormido feliz, y aunque no lo soy esta noche lo intentaré...
ResponderEliminarMuy bonito cuento! Como dice Antonio, yo también dormiré esta noche mejor y me levantaré con bonitos colores. Un abrazo
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