“La moral, subyugadora de las
pasiones…”, dicta el padre Urbiza, mirando con ojillos de inquisidor a los sumisos
novicios. Revolotean los visillos y la atención cuando la fresca brisa se cuela
por las ventanas y mete las risas de los chiquillos, las voces de la calle. El
padre Urbiza alza su voz al paso del tren, de las cosechadoras, de las vacas con
sus apaciguadores cencerros, pero de nada sirven sus gritos, ni la saña desaforada
de su voz, para evitar el desorden que provoca el paso de Carmencita, bailarina
de largas piernas, falda asustadiza y escaso pudor, con esa bicicleta que,
además, chirría desvergonzadamente.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
Con la rumbosa Carmencita, no hay novicio que se resista a sus encantos, jeje, menudo color y calor que levanta a su paso. Un abrazo.
ResponderEliminar