En blanco, como la espuma del mar
En blanco, como una sábana tendida al sol del Mediterráneo
En blanco, como la cumbre en la montaña nevada
En blanco, como un sol cegador en un día de verano
En blanco, en blanco, así se sentía el escritor entre las hojas que le quedaban para acabar su obra.
La inspiración no llegaba, recordaba su pasado, barruntaba su futuro, pero las palabras no salían de su imaginación.
De repente, las letras se agolparon de forma desordenada en su mente, como un caos que todo lo llena, y lentamente estas se movieron ocupando cada una su espacio formando palabras y más tarde frases...
Esa sensación tan desagradable para un creador, ese "horror vacui" tan común a todos, esa sensación de alivio cuando llegan las primeras ideas... ¡Muy descriptivo, Victoria!
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