Este café no sirve ni para calentar mis manos, mientras los
demás, con sus abrigos y culos gordos no paran de comer.
No me prestan atención, pasan a mi lado como si no existiera.
Tres horas en la calle con el frío que hace y no he sacado 69 centavos para
cenar, me cago en la Navidad y en el pavo. La nevada en Reno este año de 1963
ha sido muy dura, por eso mismo tendrían que ser más compasivos.
Mañana seré yo quien ría, cuando lean en la prensa la
aparición de un nuevo cadáver, otro niño de la calle. No descansaré, fueron
muchos los que se burlaron cuando yo era pequeño y se mofaban de mi cojera.
Con lo que saco y por medio dólar, estos mozalbetes se me
acercan en el metro y en los recovecos de los túneles me quieren, algunos, los
menos, me desprecian y más pronto que tarde pagan por ello.
Como el mendigo de esta mañana en los urinarios, le he cogido
del brazo y ya dentro del váter he cerrado la puerta, se ha revuelto con furia,
me ha golpeado, se ha reído y me ha gritado
– ¿Y eso? - …….
Fue lo último que dijo.
Se trata de un relato que no se desvía en ningún momento de la esencia del asunto que quiere contarnos: la marginalidad de un niño que vive en la calle y su resentimiento y agresividad contra la sociedad, contra los otros a los que no les faltan recursos. Trata el tema de la desigualdad y el tema del rechazo social, de la burla hacia la cojera. Las dos primeras frases del relato nos sitúan ya en el meollo del asunto a tratar. Solo con esas dos frases ya estaría abordado el relato, muchos relatos que se han escrito en todas las épocas. El ritmo es creciente y se intuye el desenlace violento. Aborda bien los tiempos, pasado, presente y futuro. El relato es intenso, directo. Pienso que una mayor escenificación le vendría bien a este relato. Que esa escenificación también ocurriera en otros parajes menos comunes. El relato es un tanto abstracto. Creo que en esa cuestión puede mejorar.
ResponderEliminarSobrecogedor relato, Epífisis. A mí me parece que la atmósfera de tensión psicológica la recreas muy bien, lo cual, por supuesto, no justifica, pero te hunde en ese ambiente agobiante del que estás deseando salir sin que te pase lo que al mendigo de los urinarios, jajaja.
ResponderEliminarSi es que el frío es muy malo, sobre todo si se va incrustando en los huesos desde chiquitín
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