Las gotas se estrellan contra el cristal, algunas se quedan en el sitio,
pero otras inician un río que confluye con otros y se aceleran. Llevo una hora
mirando y ahora que se acerca mi final, no soy capaz de pensar en mi pasado, lo
que hice mal, hecho está y lo que no fue perdonado, nunca lo será. Estoy lleno
de lapsus de memoria.
Mi mente está como vacía, pienso en cosas
intangibles de un futuro incierto pero inmarcesibles, eternas, imperecederas,
como la familia, la amistad, el no saber que será de ellos, de su salud, de mis
nietos no nacidos.
Cuantos sitios he dejado por conocer, cuantas cenas de amigos de toda la
vida y otros que hubiera merecido tratar.
Apoyo mi cabeza en la ventana, cierro los ojos y no veo nada de mi pasado,
es mentira eso que dicen que lo ves pasar en un instante.
Como romántico que soy, añoro lo que me voy a perder, ese vermut, con su
cáscara de mandarina, al lado de la mujer que amo.
Supongo que tienes razón, que cuando se mira por esa fría ventana a destiempo no se ve el pasado, sino solo el futuro que no vendrá. Muy bonito
ResponderEliminarRealmente solo existe el presente... el pasado es un libro con algunas páginas en blanco y el futuro es un invento de los bancos para creernos inmortales...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pues sí, la vida es eso: vivir incansablemente hasta el momento de echar el freno y darte cuenta de que has sido feliz... y de que quieres seguir siéndolo mil años más. Precioso. Emotivo. Gracias mil
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