¡Por más vueltas que doy a mi cabeza, ¡nada!, que no consigo acordarme dónde he guardado la bolsita con las perlas de un collar que me regaló mi esposo. Quiero engarzarlo para seguir poniéndomelo. ¡Ah…! ¡Guardo tantos recuerdos!
Se me olvidó mirar dentro del armario y siento que me estoy poniendo colorada por la mentirijilla que me estoy echando. Si no he buscado dentro del él antes, es porque me da miedo comprobar lo revuelto que lo tengo: es un alboroto total. Seguro que por algún rincón me aparece junto con algunas cosas que he ido almacenando y arrinconando. Ya me voy preparando, porque cuando me encuentro algo olvidado pego un grito de alegría como si tratase de haber descubierto un gran tesoro.
Al final lo encontré como esperaba, después de una corta pero excitante búsqueda y, además, estoy contenta por las cosas que, finalmente, he tirado y, sobre todo, por lucir de nuevo mi collar.
¡Es que la chicas somos así!
¡La de cosas olvidadas que nos esperan dentro del armario y que encontramos cuando buscamos algo muy apreciado! Seguro que el collar te abrazó el cuello con alegría por volverte a ver. Un placer leerte, Almudena, como siempre. Eres un regalo único.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si que hay veces que ordenar un armario es hacer un viaje en el tiempo.
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte Almudena.