Tengo un amigo que es la monda charlar con él; bueno más que
hablar es escuchar: no te deja meter baza y, por si fuera poco, te cuenta unas
historias que suenan a cuento, aunque eso es lo de menos porque sus contenidos
son fascinantes e interminables.
Ayer, sin ir más lejos, estando en su casa, me contó que
había tenido una noche fuera de lo común: al parecer le habían crecido dos alas en la espalda y sentía la
necesidad de volar hacia aquellas personas con grandes necesidades con el fin
de ayudarlas. Voló hacia países desconocidos para él con extraños habitantes, como
el de unos gigantes que vivían en enormes casas con camas de más de tres metros
y todo sobredimensionado para lo que estamos acostumbrados. Me quedada embobada
escuchándole, a pesar de mi cara de extrañeza, aunque el insistía en la
veracidad de los hechos relatados. ¡Qué imaginación!, pensé mientras iba al
servicio. Al salir me gritó que estaba preparando el desayuno. Al entrar en la cocina,
vi que mi amigo estaba sentado en una bañera llena de café. Me caí de culo.
Muy divertido Almudena, jajaja. No quiero imaginar lo que preparará para comer, ¿muslito de elefante?, ¿huevos fritos de avestruz? Ya nos contarás, ya....
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