No sé qué maldición cayó sobre mí: alguien me convirtió en una ranita verde y estaba tan asustado que me puse a llorar y a pensar. ¿Será como el cuento, y vendrá una princesa que al besarme me convertirá de nuevo en persona?, me pregunté preocupado. Estaba en estas cavilaciones cuando se acercó un sapo, me contó sus penas y me aconsejó que fuera más optimista, pues vendría un hada que nos ayudaría si fuéramos capaces de contentar a su exigente jefa: el hada mayor.
Cuando llegó me puse a dar volteretas tan espectaculares que la dejaron entusiasmada y perpleja. Después me senté junto a su falda y le canté una linda canción que me cantaba mi madre para dormir. Noté en su cara lágrimas de emoción y me dio un beso que me convirtió en una pequeña niña pecosa más fea que la rana que era anteriormente.
!Porras!, ¿Para eso me he pasado yo el día intentando conquistarte?, grité malhumorada.
!!!Qué divertido!!!Nos has hecho sonreír y eso ya es mucho. Muchas felicidades y que el hada que conoces nos traiga mucha ilusión, salud y buen humor.
ResponderEliminarMuy divertido. Me has arrancado una sonrisa y te lo agradezco. Sigue escribiendo. Feliz Año
ResponderEliminarUna gozada de cuento, Almudena. Cuánta imaginación tienes y qué bien que la compartas con nosotros. Cuanto más lo leo, más me gusta. Un abrazo.
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