Era un romance inesperado entre dos corazones solitarios en busca de la felicidad.
Ella era para él la niña de sus ojos, la sal de sus lágrimas y el semblante de su sonrisa.
Él era para ella la luz de su mirada, la razón de sus canas y el despertar alegre de muchas mañanas.
Los dos eran el ancla que amarraba su pasado, la hoja de ruta que guiaba su futuro y el reloj de arena que consumía las horas de su presente.
Bellos y acertados sentimientos del amor de una pareja. Un beso !guapa!
ResponderEliminarY tú, para mí, eres una poeta maravillosa, Vicki. Me pregunto cuántos recursos literarios guardas en tu cabeza. Leerte es siempre un placer.
ResponderEliminarMuy bonito y poético, Vicky. Envidiable sincronía del amor. Un abrazo
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