Esa mañana el mar se había replegado, mostrando la belleza de las rocas en la playa.
La luna se mostró en toda su plenitud, lo que animó a los escasos veraneantes a paseos nocturnos por la playa aprovechando la marea baja. Entre las gentes había varias personas solas. Su perro se acercó con la pelota en la boca, ella la cogió y se la tiró. Cuando él llegó a por el perrito; no se quería separar de ella. Cruzaron un saludo y miradas. Ella creyó reconocer su cara. Él vio en ella la joven protagonista de una novela por escribir.
A la luz del sol se buscaron. Ella segura de conocer a ese cuarentón de buena presencia. El y su perro no escatimaron en miradas para seducirla. La invitaron a comer, pero ella tenía guardia en el Centro de Salud.
Al día siguiente, ella buscó la sombrilla de él. La bandera gay; los colores del arco iris en un exágono. Dudó en despertarlo; un pensamiento nubló su ilusión.
Pasado el verano le regalaron una novela. Ella era la protagonista. En la contraportada una foto descubrió que el hombre de la playa era uno los escritores heterosexuales que más la gustaban.
Ya pasaron las vacaciones. Con el libro en la mano, seguro que la protagonista, no se lo piensa dos veces... Me gustó tu relato. Un beso
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