Tras el telediario, Sara ve el tiempo en televisión. Mientras, cena: ensalada de bolsa y jamón york; desde que se sienta sola en la mesa, le da pereza cocinar.
La borrasca Héctor llena el mapa de círculos azules concéntricos y el epicentro… Sara sabe bien dónde está el epicentro, en los últimos días ha notado todos sus efectos, primero el frío y las lluvias ahora, según indica Mónica López en pantalla, es el momento de las fuertes rachas de viento.
El móvil vibra sobre la mesa, se lo piensa, quizás es mejor esperar a que se calme un poco el tiempo. Continúa vibrando y, finalmente, desliza el botón verde hacia arriba.
—Hola. Dime. —Los telespectadores han enviado fotos de cielos cubiertos, pero aún tranquilos.
Hablan de logística, de llaves y de cajas de libros. Sara se levanta de la silla, necesita caminar mientras habla. En la pantalla indican con la mano la dirección de los vientos que se acercan.
Sara se lleva la mano a la cabeza, no se puede creer lo que está oyendo, culpas, reproches, ella también levanta la voz, se mueve con rapidez. La previsión ha acertado. Cuando no aguanta más, pulsa el botón rojo del teléfono, suena un portazo. Es hora de cerrar ventanas.
Sara se deja caer en el sofá y piensa en la última borrasca, la borrasca Daniel, de eso hace ya ocho años. En televisión hablan de evitar damnificados, Sara sabe que, como la otra vez, ahora también los habrá.