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viernes, 3 de julio de 2020

01. África. Julián Rumbero Castro

Cuando le preguntaron a Juanito qué quería ser de mayor, respondió sin vacilar aunque nervioso y feliz, que quería ser como el doctor Félix Rodríguez de la Fuente. Y lo primero que haré será explorar el Serengueti, subiré a su volcán blanco y dormido. Haré fotografías a los elefantes y, al atardecer, filmaré a las jirafas recortándose en el horizonte.
Esto sólo lo decía su memoria que guardaba esa pregunta y una pequeña dársena donde sus parientes amarraban sus chalanas de colores. A bordo pescarían robalizas con paciencia y sedal.
En esa orilla, Juanito tiraba lascas de pizarra que botaban en la superficie del agua hasta hundirse confundiéndose con el corazón de la corriente, muy cerca del mar.
Imaginaba un grupo de hipopótamos asomando las cabezotas con sus enormes sables capaces de partir en dos de un solo bocado a los cocodrilos que dormían en la otra orilla. El río era el Masai Mara del que Félix hablaba con devoción cuando lo cruzaban miles de cebras y ñus. 
En aquellos prados de romería no vio los marineros con su virgen de la Barca a cuestas, si no grupos de leones siguiendo a los búfalos. Veía gacelas, impalas, familias de babuinos. Y un leopardo, vagueando en las ramas de una acacia. África.

Tenía ocho años y escribió ese nombre de fantasía en su libreta de las palabras hermosas junto a otras como sueño, vida y viaje.

1 comentario:

  1. Muy bonito, Julián. Espero que Juanito no perdiera nunca esa capacidad de soñar ;)

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