Me dijo que nuestro amor sería eterno, que sus abrazos desterrarían mi secreta e insoportable soledad, que la pasión sería ardiente y nuestra vida impermeable a la tristeza. Saboreé sus palabras y me imaginé entre sus brazos, sin tener que resignarme nunca más a mi supuesta incapacidad de amar, a una sexualidad de cópula efímera y vacía. Libre al fin de mi insignificante vida de mosca me posé, plegué mis alas y comencé a acicalarme, mientras la araña, susurrándome su amor intacto, me ataviaba con aquella tela tan elegante y tan parecida a la seda.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Me ha encantado el juego de equívocos de tu relato. Un placer leerte, Amiga.
ResponderEliminarMuy bueno, Rosa.
ResponderEliminarQue el azar no cruce en nuestro camino a ninguna araña