Serafín vive en una casa cuyo portal da a un pasadizo sujeto a una servidumbre de paso. Por allí pasan muchas y diversas personas. El suyo es un barrio de aluvión y algunos vecinos dicen que es como la ONU pero sin cascos azules.
Hace unas semanas, en una esquina del pasaje, se abrió una tienda de figuras y construcciones de Lego de segunda mano. Fue todo un acontecimiento. Serafín y sus amigos pegaban las narices al cristal imaginando las peripecias de romanos, vikingos, sarracenos, comanches y jinetes del séptimo de caballería. Pero a Serafín, que cojeaba de nacimiento, le llamó la atención un soldado napoleónico con trazas infantiles y una sonrisa sorprendente. Le faltaba una pierna.
No estaba en venta, pero sí pudo conocer que era el héroe de un cuento muy famoso, tragado por un pez y enamorado de una bailarina, aunque con un final triste. Días después, Serafín fue operado de su pierna y Marga, una niña de su colegio le besó la punta de la nariz, segura de que volvería más fuerte como era su deseo.
Hoy, cuando sale a la calle con la ayuda de una muleta, en el escaparate de Gorka ve que al soldadito ya no le falta la pierna. ¡A él también le han operado ¡Y piensa en Marga! ¡Cuando vuelva a verla, le dará las gracias!
Hace unas semanas, en una esquina del pasaje, se abrió una tienda de figuras y construcciones de Lego de segunda mano. Fue todo un acontecimiento. Serafín y sus amigos pegaban las narices al cristal imaginando las peripecias de romanos, vikingos, sarracenos, comanches y jinetes del séptimo de caballería. Pero a Serafín, que cojeaba de nacimiento, le llamó la atención un soldado napoleónico con trazas infantiles y una sonrisa sorprendente. Le faltaba una pierna.
No estaba en venta, pero sí pudo conocer que era el héroe de un cuento muy famoso, tragado por un pez y enamorado de una bailarina, aunque con un final triste. Días después, Serafín fue operado de su pierna y Marga, una niña de su colegio le besó la punta de la nariz, segura de que volvería más fuerte como era su deseo.
Hoy, cuando sale a la calle con la ayuda de una muleta, en el escaparate de Gorka ve que al soldadito ya no le falta la pierna. ¡A él también le han operado ¡Y piensa en Marga! ¡Cuando vuelva a verla, le dará las gracias!
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