Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!

lunes, 25 de septiembre de 2023

03. Leer, viajar, vivir. Julián Rumbero

Un frío espantoso. Mortal. Scott y sus compañeros erraron eligiendo ponis para sus trineos, llegando al Polo Sur treinta días después de Roald Admunsen, el primer ser humano en alcanzar ese punto magnético. La clave de su éxito: los perros. Sobrevivió, no como los británicos, hallados algunos en una mortaja de hielo y nieve. Leyendo Momentos estelares de la Humanidad, siendo adolescente, se prometió que haría ese viaje y que seguiría vivo.

Su afición por los globos la agradecía a Julio Verne, y que el Nautilus albergara una magnifica biblioteca. Le costó conciliar el sueño por culpa del orangután de los espantosos Crímenes de la calle Morge. Si le gustaban los olmos, fue porque Joan Manuel Serrat cantó a un poeta andaluz su Cristo crucificado y esos árboles cercanos a los ríos. Y si se decidió a escribir fue por la misma razón que el Martin Eden de Jack London, una muchacha que peinaba ondas de oro hasta los hombros e iluminaba con grandes pendientes redondos de plata. 

Si fuera viejo, pensó, ósea, sin deseos de aprender ni emocionarse todavía cuando liban las abejas o florecen las chiribitas, sembraré las doce bibliotecas de mi ciudad con mis libros preferidos. Sería como El hombre que plantaba árboles en el cuento de Giono. 

En todos dejó por firma el primer verso de La voz a ti debida, “tú vives siempre en tus actos”, y él seguiría viviendo en los ojos que leyeran esos libros. La siembra sería larga…


viernes, 22 de septiembre de 2023

02. Finis Terrae. Santa

El sol no daba salido aquella mañana; como si le doliera despertar a cada rayo de luz.

Llegamos al medio día, Paul nos esperaba sonriente con su perra Lusi.

Degustamos en el mirador de su casa unos callos, carne guisada y un postre inglés. Ví otra mesa para dos preparada en el interior, fotos de Anne y él; viajando abrazados por todo el mundo. Después del café fuimos a caminar.

Paul nos llevó a los acantilados cerca de su casa, no aparenta los ochenta años que tiene.

Llegamos a “Ollo pequeño” uno de los tres bufones que existen. En a “A Regocha” nos contó que, en invierno, abrazado a Anne esperaban a que el mar bufase por ese oscuro laberinto.

Fueron intensamente felices hasta que una grave enfermedad dejó a Paul solo, lleno de amor; abrazado a Lusi para no ahogarse.

Siguió contando historias mientras veíamos el azul del mar en el fondo de “A Regocha”.

- Ahí en el fondo encontraron a la mujer que saltó al vacío cincuenta metros adelante - dijo pensativo.

Como si hubiese sido Él, el que saltó desde un acantilado escondido en su corazón.

Llegamos hasta “Seixo Branco”, una veta de cuarzo blanco que atraviesa los acantilados como una inmensa lágrima que se esconde en el mar.

Elisa y yo nos miramos, el viento golpeaba lleno de recuerdos; sus recuerdos del fin del mundo. Y sentimos envidia. 

viernes, 8 de septiembre de 2023

01. Los objetos perdidos. Gema Herráez.

Tengo cierta tendencia a perder cosas y lo peor de esta tendencia es cuando lo hago visitando otros países, lo que las hace irrecuperables. Tampoco es que las haya recuperado cuando lo he hecho en la misma ciudad en la que vivo. Me he dejado libros, carpetas, paraguas o bolsos esparcidos por distintos sitios. Soy un puro despiste. Pero, sin duda, las más valiosas las he abandonado a su suerte en otros países. Por ejemplo, me dejé un abanico precioso que me había regalado mi hermana en la estación de tren de Milán. Se me ocurre que, quizás, el abanico quisiera viajar.

En Brujas perdí un guardapelo. Lo había visto durante mucho tiempo en un joyero en mi casa desde pequeña. Al parecer se lo habían regalado a mi madre unas monjas cuando ella trabajaba en Toledo. Yo lo hice convertir en colgante. En esa ocasión pensé que, quizás, no le gustó su nueva utilidad y como venganza se desenganchó de mí.

En Nueva York perdí unas gafas que había rescatado de un cajón del armario y que llevaba años sin ponerme porque me había comprado otras. Quizás, despechadas por mi largo olvido, decidieron quedarse allí para que así ya no pudiera volver a relegarlas otra vez en un cajón.

Volví de nuevo a Nueva York y fui a ver una exposición que parecía fascinante. Era de un fotógrafo que se codeó con cantantes, actores y actrices de la época de los 60. Había fotos de Sinatra, de Bowie, de Paul Newman, de Ava Gardner, de los Beatles, de Liz Taylor y de un sinfín de estrellas más. Con cada foto que veía iba sintiéndome extrañamente ligera. Comencé a notar un hormigueo primero en los brazos, después en las piernas, más tarde en todo el cuerpo hasta que, de repente, me desvanecí. Ahora, como los objetos que perdí, me he perdido a mí misma dentro de esas fotografías. Soy un brazo de Ava, una pierna de Paul McCartney, el torso de Sting, los ojos de Audrey Hepburn. Creo que, al igual que los objetos que perdí, ya soy irrecuperable.

 

martes, 5 de septiembre de 2023

Septiembre: descubrimientos

Hola de nuevo. 

En primer lugar, disculpad el retraso en la actualización del blog, pero es que deshacer maletas y reconstruir el cerebro lleva, a veces, más tiempo del deseado. 

Como sabemos que este verano ha sido muy especial y gratificante para todos, os queremos invitar a que volváis a ese momento mágico en el que descubristeis algo muy especial gracias a un libro, un viaje, una persona, a lo que sea.

Yo, gracias a un viaje, descubrí el mar, y me pareció un planeta distinto dentro de este. Desde entonces, no paro de ir conocerlo en todos sus rincones. La vida dentro de él tiene otras estrategias, colores y formas. Es apasionante.

Seguro que vosotros tenéis mil historia para contar, mil descubrimientos que os cambiaron la vida y, sobre todo, que os la enriquecieron. Y ya sabéis que nos encanta leeros. Eso por descontado y siempre. Así que os esperamos. Ansiosos ya.

¡A por septiembre!