Hace poco soñé que pasaba unas pequeñas vacaciones en un
crucero no demasiado grande, que me transportada mecida por el suave balanceo
del Mediterráneo. Contemplaba ciudades y países distintos, hacía amistades
nuevas, asistía a animadas cenas …
Una noche, apercibí
cómo me embriagaba la música de los violines de la orquesta de a bordo interpretando El Danubio Azul, mientras mi marido y yo
bailábamos en cubierta. El mar estaba en calma, la luna resplandecía y todo parecía tan
real que…
Todavía, casi temblando, recuerdo la llegada de la nave a Barcelona, los apretones de mano, el
intercambio de tarjetas, las risas y, sonriendo, miré la foto que nos habían hecho bailando: fue
entonces cuando se me escapó un suspiro y una lágrima.
Al despertar, noté mis mejillas todavía húmedas.
Qué alegría volver a leerte, Almudena. Gracias por este maravilloso relato que nos transmite que recordar es volver a vivir y soñar es repetir la experiencia. ¡Y eso es estar vivo!
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, Almudena. Es un placer leerte. Felices vacaciones con ordenador.
ResponderEliminarMe parece increíble que con tus 96 años tengas tanta lucidez y fantasía; quizás por eso tienes un yerno que te admira tanto. Gracias por tu ejemplo y tu pequeño esfuerzo.
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